sábado, octubre 11, 2008

El sonido de los que no oyen

[...Los sonidos son vibraciones que ponen en movimiento ondular las moléculas del aire. Una persona que oye percibe el sonido en el ámbito de un registro de entre veinte y veinticinco hercios. Los movimientos de onda que se componen de menos de veinte revoluciones por segundo se llaman, como es sabido, infrasonidos; aquellos que constan de más de veinte mil revoluciones se denominan ultrasonidos. Los murciélagos viven exclusivamente en el mundo del ultrasonido y, en sentido clínico, no oyen, sino que más bien se sirven de una sonda acústica. En el mundo del infrasonido, en cambio, se mueven el caimán, la ballena, el ñandú y el casuario. También entre ellos resulta absurda la idea de "oír" en el sentido habitual de la palabra. El caimán, por ejemplo, carece de orejas. Escucha con su cuerpo, es decir, registra las vibraciones del mundo exterior con un nervio sensorial situado bajo la piel de su abdomen.
En el transcurso de su visita, usted preguntó en cuál de estos mundos vivió Barefoot. Me gustaría plantear la hipótesis de que vivió en un registro acústico distinto al que conocemos, que "oía" en otra frecuencia, todavía desconocida para la ciencia.
Por otra parte, durante la autopsia realizada inmediatamente después de su muerte, hallaron una serie de paradojas fisiológicas. Así, tenía un corazón sobredimensionado, el doble de grande que el de una persona normal, pese a que era enano. Cuando leí este curioso detalle en su historia clínica, le di una interpretación simbólica: su vida, al igual que la de su antepasada, es una historia de amor. El médico dejó escrito que "vivía contra todo pronóstico" con un corazón que debía haberse detenido ya en los primeros años de su niñez, con tan sólo un riñón, con un único pulmón en funcionamiento y con el vientre corrompidos de tumores cancerosos que, según los expertos del momento, tenían ya medio siglo de antigüedad. Comoquiera que fuese, el descubrimiento más fascinante de los logrados en la autopsia afectaba al órgano auditivo: carecía por completo de aparato vestibular, que constituye el centro del equilibrio del ser humano. De lo que se deduce que, en realidad, no debería haber sido capaz de caminar ni, en general, de hacer ningún movimiento.
Un mes después de su muerte, se llevó a cabo un examen algo más exhaustivo del cadáver en una clínica teratológica de Boston. El forense -un experto en malformaciones- sostenía que el oído derecho debía de haber estado, a excepción de una ligera petrificación del martillo, prácticamente intacto en los primeros años, sospechaba el doctor. Esto contradecía el resultado de la primera autopsia. En otras palabras, habría oído perfectamente en su más tierna infancia.
Este hecho podría, además, explicar su talento para la música, el eterno misterio de su biografía: ¿como es posible que una persona sorda sea capaz de comprender e interpretar música? ¿Habría adquirido la idea de los tonos y los sonidos, tal y como indicaba la segunda autopsia, en su primera infancia, antes de que la minusvalía se hubiese consolidado?
Para alguien que goza del sentido del oído, resulta extremadamente difícil imaginar el mundo de los sordos. Ha de figurarse uno un mundo en el que no existe ningún sonido, ni el sonido del viento, ni los sonidos de voces o el de la risa del ser amado, en realidad ni siquiera una idea de lo que es el sonido. Una persona que haya nacido sorda no habla jamás de la calma o de la ausencia de sonidos, como tampoco se queja nunca de haber nacido sorda. Un ser que haya nacido ciego, tampoco se lamenta de la falta de información visual, puesto que no es capaz de imaginar lo que implica el hecho de ver. Al igual que usted, señorita Flagel, no puede echar en falta un fenómeno que no ha experimentado jamás, a una persona cuya existencia ignora o un lugar que no ha visitado. Todos estos conceptos -la sordera, la ceguera- son, en el mejor de los casos, metáforas...]

Historia de un amor maravilloso.
Carl-Johan Vallgren
Editorial Anagrama.

2 Comments:

Blogger gabriel said...

"Todos estos conceptos -la sordera, la ceguera- son, en el mejor de los casos, metáforas..."
Buen texto chicos!

22/10/08 07:04  
Anonymous Anónimo said...

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3/1/10 19:45  

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