viernes, octubre 06, 2006

¿Existe el arte musical?

Por Ricardo Ventura

El ser humano, históricamente, siempre ha tenido necesidad de expresarse, y lo ha hecho de diferentes modos. Uno de los espacios donde podemos expresarnos es el de las artes, pero también existen como espacios de expresión la cultura, la política, la religión, etc.

Todo ser humano tiene derecho a expresarse, y a hacerlo como crea conveniente, pero corresponde a los que nos ocupamos de estos temas, los artistas, los docentes de arte, los docentes o académicos de estética, en definitiva, los especialistas, el enunciar puntos de vista sobre estos temas.

Es por esto que surge la pregunta sobre la existencia de un arte musical. Para algunos es evidente que la música forma parte de las artes o, por lo menos, muchas personas, cuando se refieren a hechos musicales, hablan de un arte musical. Es intención de este escrito plantear algunos criterios para iniciar una reflexión sobre estos temas.

En principio, estamos de acuerdo en que las artes -y lo que llamamos música, entre ellas- son medios de expresión. Pero, si la cultura, la política y otras áreas del quehacer humano también son espacios de expresión, ¿qué es lo que diferencia a las artes de otras expresiones?

Para no extenderme demasiado, solo compararé, desde esta perspectiva, la música con la cultura. Surgen, entonces, algunas cuestiones que posiblemente ayuden a clarificar las similitudes y diferencias entre ambas.

En primer lugar, la cultura y el arte conviven y se realimentan mutuamente, no existe una sin la otra. La cultura es un hecho aceptado con el que convivimos, y que "llevamos puesto", por insistencia en algunos casos y en otros por represión. La cultura nos ha convencionalizado respuestas que para aquellos que las aceptan son verdades irrefutables. En cambio, en el arte, lo importante suele ser el cuestionar las supuestas verdades que la cultura ha impuesto. En el caso de la música, el cuestionamiento generalmente ha estado centrado, entre otras cosas, en el uso de los materiales "musicales", y en los recursos tanto teóricos como materiales o tecnológicos disponibles para hacer música.

Es especialmente en la música donde suele haber una diferenciación entre cultura y arte. La cultura tiene mucho de artesanato. Para producir cultura es importante reproducir con exactitud modelos que han sido consagrados: para ello existen técnicas, procedimientos y recursos que es necesario conocer y aprender -en el sentido completo de la palabra, necesitamos "agarrar" esas técnicas, procedimientos y recursos para hacerlos nuestros. En cambio, en ese espacio que podríamos denominar arte o producción artística -ya que fundamentalmente es una búsqueda y un interrogar o interpelar a las verdades aceptadas por la cultura- no están delineados todavía los mecanismos o técnicas que posibilitan una nueva mirada o una nueva respuesta a los interrogantes que como seres humanos nos planteamos.
Sintetizando, podríamos decir que, fundamentalmente, la cultura reproduce y el arte crea. Esto no parece estar muy claro entre los que hacemos música: ¿reproducir correctamente Mozart, Beethoven, Giuliani, Guastavino, Yupanqui, Hendrix, es hacer arte?, ¿será por esto que a las escuelas de música suele llamárselas "conservatorios"?

El uso de la tecnología es otro de los aspectos donde cultura y arte se diferencian.

La ciencia, en su incesante búsqueda por una mejor comprensión de los fenómenos que nos rodean, se parece en alguna medida al arte, ya que necesita explicar fenómenos para los cuales las respuestas aceptadas no terminan de llevarnos a una verdadera comprensión de nosotros y de nuestro entorno. En esa búsqueda, la ciencia crea nuevas visiones del espacio que nos rodea y, por lo tanto, se caen los paradigmas que la cultura enseñaba o reproducía como verdades, generando crisis e inseguridades en aquellos que no están dispuestos a modificar o a discutir desde otras perspectivas sus creencias, las que le transmitieron sus padres y sus maestros.

En esa búsqueda por la comprensión de los fenómenos que nos rodean, la ciencia da nuevas respuestas y la ciencia aplicada genera nuevas herramientas que los seres humanos podemos utilizar. Esas herramientas no tienen una cultura de uso, precisamente porque son nuevas, pero su utilización empieza a generar costumbres o a modificar las costumbres ya existentes. A aquellos que aprendieron -con esfuerzo y dedicación- a utilizar las viejas herramientas, con sus antiguas consignas de uso, les cuesta adaptarse a las nuevas situaciones, y a los nuevos desafíos que éstas plantean.

Por otra parte, las nuevas verdades de la ciencia generan en los seres humanos nuevos planteos, y es probablemente la expresión artística la que seguramente encontrará respuestas que la cultura no ha dado.

Pero, también, esas nuevas herramientas nos hablarán de esa nueva forma que le hemos descubierto a nuestro entorno o a los fenómenos que en él existen, o -diciéndolo de otro modo- posiblemente sólo con esas herramientas o con un nuevo uso de las antiguas, es que podremos dar cuenta de una nueva realidad artístico-cultural. Por eso es que probablemente otra de las diferencias entre arte y cultura es que el primero, si realmente busca expresarse como tal -y no sólo como manifestación cultural- deberá tener alguna relación con las nuevas herramientas y participar en la búsqueda de sus técnicas de uso.

En el caso de la música, la tecnología siempre ha estado presente como herramienta, en lo que hemos dado en llamar instrumentos musicales: denominamos a un instrumento laúd barroco precisamente porque su construcción obedece a lineamientos tecnológicos de un período histórico determinado. Lo mismo sucede con los instrumentos clásicos -flauta traversa, guitarra, violín, piano, etc. Su construcción responde a recursos tecnológicos y planteos teórico-estéticos de un período histórico determinado. La ciencia aplicada ha aportado nuevas herramientas musicales, en algunos casos, con una evidente relación organológica con las anteriores, pero en otros casos, especialmente en las que plantea la informática, permiten nuevas técnicas de uso y plantean nuevos desafíos expresivos.

La cuestión es: ¿Estaremos ante un nuevo momento tecnológico y en un nuevo entorno cultural que cuestiona las verdades que la cultura nos ha dado por supuestas?. Para que exista un arte musical, ¿deberá tener alguna relación con lo que la ciencia y la ciencia aplicada han aportado en los últimos años?.

Como dije antes, todo ser humano tiene derecho a la expresión, nos corresponde a los que llevamos a cabo tareas relacionadas con la expresión artística y la cultura, el reflexionar sobre los desafíos que nuestra profesión nos plantea.

Nota: Este escrito está enmarcado en una reflexión más amplia sobre artesanía, profesión, reproducción, creación, arte, producción artística, industria cultural, entretenimiento, producto cultural, producto cultural exportable, expresión, expresión artística, expresión cultural, identidad, lucha de clases, campos de poder y producción artística, profesionalización, trabajador cultural, artista, arte musical, arte sonoro, multimedia, música experimental, nuevos recursos compositivos, creación y expresión artística, arte del siglo XXI, arte contemporáneo, técnicas contemporáneas, política cultural, cultura y política, trabajador cultural, sociedad y producción artística, campos de poder y trabajo cultural, campo cultural y proyecto creador, industrias culturales, trabajador cultural y política, educación y producción artística, investigación y producción artística, ciencia y producción cultural, ciencia y expresión artística, tecnología y expresión artística, tecnología y producción artística, educación y tecnología, expresión artística y compromiso, expresión artística y honestidad.